Pocas cosas hay en esta vida más humillante que el que tu novia te ponga los cuernos… bueno, en realidad sí. Sin duda, lo supera que te haga un cornudo con otra mujer, y que para colmo, se la hayas presentado tú. Pero ¿cómo imaginar que tu fogosa novia iba a acabar montando un duo lesbico con tu compañera de trabajo? Y encima, casi podría ser un trio, porque ambas estaban amorradas al consolador como locas, deseando ser las primeras en probarlo. Y si al menos hubiera sospechado que era boyera, o como poco bisexual… Lo que estaba claro es lo zorra que es, un día comiéndole la polla y al otra zampándose un coño mojado.