No se puede decir que esta madura lesbiana sea muy discreta en esto de los romances de oficina. Por supuesto, como buena jefa le gusta hacer uso de su poder para enrollarse con las secretarias jovencitas; y pocas se le resisten, porque tiene fama de buena amante. Así, con la autoestima por las nubes, la zorra no tiene problema de entrarle a sus asistentes en cualquier lugar de la oficina, incluso la sala de reuniones. Tiene la precaución de bajar las persianas de la habitación para librarse de ojos indiscretos; pero los gritos de placer por las corridas de sus secretarias no hay manera de ocultarla a cualquiera que trabaje allí.