Zorras militares aprovechan la guardia nocturna
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Desde que se mudaron hace unos años al nuevo vecindario, esta chica ha visto como su madre y esta rubia tetona se hacían buenas amigas y hacían muchas cosas juntas… Hasta que le llegó el turno a ella misma. Siempre le gustó ir a casa de su vecina, una madurita solterona que había mantenido en secreto que era tortillera. Pero en cuanto ella se hizo una guapa veinteañera, empezó a ver un cambio de actitud en la vecina, y que a ella le gustaba y además la calentaba. Así que empezó a pasar tiempo con ella en su casa, sintiendo que ella misma empezaba a querer follar con mujeres. Y en cuanto la rubia boyera lo notó también, ya no hubo quién la parara de follarse a la chica en su sofá.