Cerdas calientes compartiendo el plato de ducha
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Durante años intentaron perder peso, instigadas sobre todo por otras personas que no dejaban de llamarlas gordas y que siempre serían unas fracasadas. Pero solo hizo falta que estas dos gordas boyeras se encontraran la una a la otra, y perdieron todos sus complejos. Siguen siendo obesas, ¿y qué? Cuando estas mujeres están a solas y desnudas, nada importa más que disfrutar de sus cuerpos calientes, sean como sean. Para ellas, no es problema comer tetas, ni coños gordos, pueden darse verdaderos atracones lamiendo carne. Y después, al sacar sus dildos, estas tortilleras no dejan de penetrarse hasta que los orgasmos están a la altura de sus kilos de más.