No hay remedio, ni tampoco quieren encontrarlo, porque estas dos chicas boyeras están la mar de contentas de decir que son adictas al sexo con arnés. ¿Y cómo no lo serían? Ambas habían tenido parejas hetero, pero desde que empezaron a tener sexo lesbico, han conseguido los mejores orgasmos de su vida. Y eso solo con sus manos y bocas, hasta que descubrieron los dildos, y entre todos los juguetes sexuales, pillaron su preferido: el strapon. Nunca una polla les había parecido tan dura ni tan eficaz, debe ser porque las penetraciones las hacían mujeres, sabiendo el punto exacto, y también la intensidad y el movimiento.