Orgasmos frenéticos en la cocina
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Una amiga bien intencionada se ofreció a darle un masaje relajante a esta rubia, para liberar todo el estrés de un duro día de trabajo. Claro que la negra xxx no era tan buena gente en el fondo; ese masaje le daba la excusa para magrear las tetas de su amiga, que la tenía loca. Nunca le había confesado que era una chica lesbianas, pero seguro que se daba cuenta en cuanto notara cómo acariciaba sus pechos duros. Pero lo que la morena también notó fue sus pezones tiesos, encantados con sus caricias, y ahí se dio cuenta de que la otra podía ser también boyera. Total, nada tenía que perder por besarla y tocarle un poco su coño caliente…