Como practicante de lucha libre, esta joven luchadora no tiene rival, hace tiempo que no conoce la derrota; pero como mujer lesbianas, resulta que le va eso de ser más bien sumisa. Por eso su novia rubia no tiene dudas de quién tiene que mandar en la cama, siempre es ella la que lleva la voz cantante. Así, la monta como si fuera una yegua, y su lengua no deja de torturar su cuerpo desnudo. Sus tetas, su vientre, sus muslos…; y al fin su coño mojado, que totalmente estimulado no tarda nada en correrse una vez que nota las primeras lamidas de clítoris.