Tengo que confesar que los fistings siempre me han parecido una práctica de sexo alucinante; todavía no puedo entender cómo un puño puede caber en algún orificio corporal. Dejando aparte un par que he visto en el porno gay, por supuesto son los fistings lésbicos los que más han llamado mi atención. Y es que no hay nada tan fascinante como el poder de dilatación de sus coños calientes, aunque… ¿nada? Miento, porque estas zorras tortilleras demuestran que un culo bien estimulado puede tener tanta o más holgura que una vagina. Vamos, que las putas de este video lesbianas no se cortan con nada, y ponen a trabajar sus puños para correrse como locas.