Imposible pasar hambre con esta cerda obesa
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No sé qué clase de terapia es esta, ni qué tipo de patología puede haber llevado a esta tia a una psicóloga, pero tengo muy claro una cosa: estas putas son tortilleras. La excusa del tratamiento alternativo cuando se trata de comerle el coño a una paciente está muy trillada, pero parece que funciona. Y además, el gusto que ambas guarras tortilleras tienen por los pantys y las medias está demostrado, porque no sólo sus coños son lamidos, sino también sus pies. Sea lo que sea lo que trajo allí a esta paciente, está claro que ha debido salir muy contenta de la consulta, después de varios orgasmos.