Que envidia siento ahora mismo de esta vieja, con lo buena que está la hija de sus jefes y lo bonita que es y tiene la gran suerte de comerle hasta el culo cuando le plazca. Si las limpiadoras escribieran un libro contando anécdotas solo Dios sabe la de cosas que contarían, valen más por lo que callan que por lo que hablan…