Esas clases de piano no estaban yendo demasiado bien, y sin embargo esta chica latina no quería que acabaran. No le había confesado a nadie que era tortillera, y que la ponía esta profesora madura que le habían contratado sus padres. Pero no aprendía nada, se daba cuenta, y la profe también, así que andaba desesperada; por eso, antes de que se acabaran estas clases particulares, la chica se lanzó, en sentido literal y figurado. De hecho, fue directa al coño de la pianista, sabiendo que con su lengua era capaz de hacer maravillas; pero no lo tuvo difícil, porque la profesora también era boyera, y en cuanto se libró de la sorpresa, también quiso saborear su coño peludo.