A estas jovencitas lesbianas les encanta practicar yoga, de hecho fue en una clase de esta disciplina donde se conocieron. Desde entonces forjaron una buena amistad, pero como ves, no es lo único que las une: sus coños calientes son otra de esas cosas. Al poco de empezar a ser amigas, descubrieron que eran la pareja perfecta de masturbación, y que lamerse los potorros les daba la misma paz de espíritu que el yoga… aunque después se sentían muy excitadas cuando les llegaban los orgasmos. Y además, gracias al deporte que practican, pueden adoptar estas posturas tan imposibles…