Nunca se han visto una madre y una hija postizas en tan buena relación como estas dos rubias, que apenas tienen una veintena de años entre ellas. Sin embargo, desde que la madura tetona se casó con el padre de la rubia jovencita, hubo feeling entre ellas; y cuando la chica le confesó a su madrastra que era lesbiana, fue un gran apoyo para ella. Lo que no le dijo es que a ella no le importaba ser bisexual si el caso lo requería; ni tampoco el cometer un incesto madre e hija, aunque no fueran parientes de sangre. Y así fue como la jovencita boyera se encontró en la cama de su padre, comiéndole las tetas a su mujer y sabiendo que iba a pegar un polvazo lesbico.