La chica no para hasta que la gorda se corre
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Menuda sorpresa ver a su compañera de trabajo atascada bajo un sofá del local intentado coger un pendiente. El pelo se quedó enganchado, y la otra camarera la encontró a cuatro patas y con el culo levantado, enseñando sus braguitas sexys. Nunca le había confesado a nadie en el trabajo que era tortillera; pero eso no pudo evitar que se le empapara el coño con las vistas. Así que aprovechó para masturbar un poco a la otra, esperando que no supiera quién era; pero al final pudo liberarse del agarre, y cuando vio quién estaba a punto de causarle un orgasmo, quiso que siguiera con la tarea.