Dicen que el alcohol sólo trae cosas malas, pero oye, puede ser que por una vez no haya sido así. Si estas chicas borrachas no se hubieran juntado en ese estado una noche de juerga, quizá nunca hubieran sabido que en realidad eran tortilleras. Aunque no habían disfrutado demasiado con sus relaciones con los hombres, nunca imaginaron que les fuera el sexo con mujeres. Pero cuando tras una fiesta acabaron en la cama de un dormitorio, desnudas y muy cachondas, se dieron cuenta de lo bien que se sentían las comidas de coño por otra mujer. Y así, acabaron siendo una pareja de lesbianas de lo más cuquis, jeje.